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un camino empieza con un paso
el valor de los pequeños pasos

“Un viaje de mil millas comienza con un primer paso”. Lao Tzu

Alicia está confusa.

– ¿Confusa, Alicia?

-No, harta.

Inmersa en una vida que lleva arrastrando años, tirando por carros y carretas, ahora llegó su momento de no puedo más, de la gota que ha desbordado su vaso. Y quiere un cambio.

Se siente acorralada y lo que tiene en la mente es esa imagen de las películas, del que está enfadado y en un arranque, tira todo lo que tiene encima de su mesa.

Quisiera dejarlo todo atrás e irse a una isla desierta. DESIERTA

-Alicia, ¿qué tienes en mente?

-¿Un cambio radical? ¿Crees que es lo que necesitas?

Quizás,  sí. Aunque desde que te conozco esto es algo que te pasa periódicamente y luego, no sé cómo, vuelves a remontar y a tu vida de siempre. Y así hasta la próxima.

-¿No te has planteado otra estrategia?

Mira, todos los cambios  y encima los de 360º especialmente, provocan pánico. Junto el miedo a no lograrlo está el gran deseo de hacerlo y la consciencia de que la empresa a acometer es grande. Es fácil renunciar antes de empezar.

Hay que tener claro el horizonte al que te diriges, la motivación y ser muy resistente. Son demasiados factores que no siempre acepta el cerebro.

El miedo junto con el deseo pueden provocar que inconscientemente sabotees tus mejores acciones.

Que conste que no le pasa a todo el mundo. Hay personas a las que este exceso de emoción les estimula y les entusiasma. Desafiar sus miedos les supone un reto y se crecen. Seguramente, estas personas tampoco tienen tras si una historia de fracasos y son más resistentes.

Sea como fuere, hay otra forma de llegar al mismo sitio. En vez de los cambios totales, se puede utilizar la técnica de los pequeños pasos.

Con la técnica de los pequeños pasos puedes  enfrentar situaciones que de otra forma te angustian  e incluso transformarlas. Las pequeñas acciones satisfacen la necesidad de tu cerebro de hacer algo y alivian su angustia.

¿En qué consiste la técnica de los pequeños pasos?

En buscar las pequeñas mejoras diarias en relación con el objetivo que quieres cumplir.

A ver, Alicia, antes de pegar ese salto al vacío que tanto temes y que a lo mejor ni siquiera te hace falta, sal de tu zona de confort y e introduce pequeñas mejoras.

Pregúntate: ¿qué pequeños pasos podría dar que mejoraran mi situación?

Se trata de andar pequeños y cómodos pasos hacia la dirección adecuada. Ponerte en marcha a un ritmo que puedas asimilar y  que no te suponga una confrontación entre tus miedos y tus deseos. O que no te suponga un conflicto interior.

Estos pequeños pasos, son tan pequeños, que te los vas a permitir y poco a poco, sus efectos se van a ir acumulando, van a producir una tendencia, viendo si te gusta la dirección y al final van a producir el cambio deseado.

Y el objetivo puede ser cualquiera.

En tu caso, quizás lo primero aliviar tu ansiedad y tu hartura que no te dejan ver con claridad qué es lo que quieres hacer con tu vida. Qué cambiar y qué conservar. Y esto es peligroso, Alicia. Se necesita tener la cabeza más fría.

El miedo al cambio está arraigado en la fisiología cerebral y cuando el miedo se apodera puede impedirlo, el dar pequeños pasos supone un reprogramación de tu sistema nervioso, no te enfrenta directamente con tus miedos, ayuda a vencerlos de otra forma, es como engañar ese miedo y ese deseo tan fuerte de conseguir el objetivo que te bloquea.

El cambio más sencillo ayuda a la mente humana a circunnavegar el miedo que bloquea el éxito y disuelve la resistencia

Así, aplicando pequeñas acciones en un ambiente seguro las personas van desarrollando deseos de cambio y van probando sin grandes riesgos si van en la dirección adecuada

Sirve lo mismo para cambiar de vida que para cambiar un hábito.

Esto es lo que le sucede a Marina

-¿Sabes lo que te digo? Que no tienes ninguna fuerza de voluntad. ¿Cómo es que no puedes bajar unos kilos? ¿No ves que das en obesa?

Marina se queda desconcertada antes la recriminación de su madre. No sabe si está conforme o no con lo que le acaba de decir. Algo de razón debe tener, pues lleva tiempo queriendo quitarse esos kilos de más y sólo ha logrado durante este tiempo acumular más encima. Sin embargo, es voluntariosa y ha conseguido objetivos en principio mucho más costosos.

Supongo que ese comportamiento debe tener un lenguaje simbólico, que tapa algo y seguro que tiene raíces profundas. Pero, independientemente de eso, hoy en día es un hábito negativo con vida propia.

Si, después de tanto tiempo es algo repetitivo. Podemos buscar sus raíces y también podemos hacer algo inmediato para que no vaya a más.

A ver Marina, lo primero: dejar de engordar.

Si, yo sé que ella quiere, -su madre lo duda- pero yo no. Yo sé que ella quiere, pero está tan acostumbrada a fracasar que lo que está es desesperanzada.

Ha visitado endocrinos y empezado dietas de todo tipo para a la primera semana mandarlas a paseo.

Que no es eso, Marina. Que estás intentando un cambio radical que no se por qué razón pero a ti no te va.

No es que pases de todo, es que por una parte, ya  tienes la costumbre de satisfacerte con comida y por otra,  la idea de bajar todos esos kilos te resulta una empresa tan grande que no sé si te agota antes de concluirla o hace que te rindas antes de haber empezado.

El cerebro no resiste tanta ambivalencia.

¿Cómo?

Pues si Marina- que ya sabemos que no logra el cambio 360º que quiere- se preguntase:

¿Qué pequeño paso podría dar que me acercase a mi objetivo?

Al final, con esas pequeñas mejoras diarias podría iniciar un camino que pasito a pasito le llevaría a conseguir su objetivo.

Cuando mejoras un poco cada día, al final ocurren grandes cosas. No mañana, ni al otro día, pero si continúas, sigues haciendo y te das tiempo, finalmente llegarás a conseguir tu objetivo.

Además, se va cogiendo un nuevo hábito de forma permanente

Y así, al ritmo que cada uno pueda, va invirtiendo la dirección del camino.

A ver Marina, no me pongas pegas, que un éxito pequeño es  mucho mejor que un desaliento generalizado. No vas a adelgazar 20 kilos por suprimir el azúcar en el café pero si puede formar parte de un plan de adelgazar más  ambicioso al que hoy no te puedes enfrentar.

¿Y así cuánto tardo?

Pero, ¿a ti que más te da? Si total, yendo como vas no llegas nunca.

Tus primeras acciones puede que te resulten ridículas, pero si has estado años luchando para lograr un gran cambio y has fracasado, tienes que intentar  un cambio de óptica.

Las acciones pequeñas llevan muy poco tiempo y son agradables, engañan al cerebro que no se desespera por la magnitud de la tarea y le permiten crear nuevos y permanentes hábitos.

La idea no es que te quedes ahí, que te engañes como la  que se pone tibia a pasteles y pide sacarina para el café. No quiero que creas que estás haciendo algo que no estás haciendo. La idea es ponerse en marcha y desarrollar gusto por el cambio

Esas pequeñas acciones se van acumulando y van produciendo cambios sucesivos.

Tienes que salir de ese impass en el que estás que ni para adelante ni para atrás , progresivamente y a un ritmo que puedas asimilar para que el cambio sea permanente.

¿ Pierdes algo por intentarlo?

¿No?

Pues pregúntate, amable y pacientemente:

¿Qué pequeña acción puedo hacer que me ayude en la dirección de mi objetivo?

Y ya, a hacerla.

Para leer máshttps://www.pilardelamo.com/estrategias-para-no-frustrarte/

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